Cómo aumentar la quema de grasas eligiendo cuándo comer

Ser capaz de gestionar el peso corporal es uno de los objetivos más comunes en el mundo de la nutrición. Sin ningún tipo de duda, se puede afirmar que la mayoría de personas que se someten a una dieta, lo hacen con la intención de reducir su peso o mantenerlo una vez han logrado reducirlo. Por ello, surgen muchas voces que ofrecen su ayuda para este tipo de metas; algunas no son más que rumores disfrazados de dietas milagrosas –que nunca funcionan-, pero otras sí están basadas en investigaciones científicas válidas.

En este caso, desde TiendaCulturista nos hemos fijado en un estudio publicado en la revista Obesity y queremos traerlo para que todos podáis leerlo y, si os convence, aplicar sus métodos. Básicamente, se centra en lograr una coordinación entre las comidas que se hacen durante el día y los ritmos circadianos, que son el reloj interno que regula nuestro organismo.

Gestionar el tiempo de las comidas: un tipo de dieta bastante conocido

Como ya hemos dicho, perder peso es un objetivo muy, muy extendido dentro del mundo de la nutrición y las dietas. Debido a esto, la industria dedica grandes esfuerzos a buscar innovaciones que consigan dar con puntos clave que no se conocían y puedan suponer un incremento de la eficacia de las dietas de control de peso.

En esta línea surgió la investigación de la que hablaremos hoy. Su autora, profesora del Departamento de Ciencias de la Nutrición en la Universidad de Alabama, dijo que sospechaban que “una mayoría de personas podrían encontrar útiles las estrategias de gestión temporal de sus comidas para perder o mantener su peso, debido a que esas estrategias parece que reducen naturalmente el apetito, ayudando a que esas personas coman menos”.

Partiendo de esa sospecha, el equipo científico se puso manos a la obra, tratando de encontrar una respuesta teórica y sólida a un hecho que, simplemente, se había observado de forma superficial.

La organización de las comidas es un tipo de estrategia bastante utilizado, aunque está por detrás de aquellas que se basan directamente en las características de los alimentos. Obviamente, en nuestro caso de hoy también es importante prestar atención a los valores nutricionales de las comidas que ingerimos, aunque la mayor parte del peso de estas dietas recae sobre ‘cuándo’ comemos, en lugar de sobre ‘qué’ comemos.

Los beneficios del método eTRF

Para el estudio fueron reclutadas 11 personas adultas que tuviesen un aspecto compartido: el exceso de peso. Sus características debían ser las siguientes: buena salud en general, una edad entre los 20 y los 45 años, un índice de masa corporal entre 25 y 35 kg/m², un peso entre 68 y 100 kg, un horario de sueño de entre las 9:30 pm y las 12:00 am y, en el caso de las mujeres, un ciclo menstrual regular.

El experimento consistía en que los participantes probaban dos métodos de alimentación diferentes, cada uno con una organización temporal de las tres comidas diarias (desayuno, comida y cena), durante cuatro días seguidos. En el último día se realizaba un estudio profundo en el que se medían las calorías, los carbohidratos, las proteínas y las grasas que habían sido quemadas, así como los niveles de apetito cada tres horas mientras los participantes estaban despiertos.

En el primer método de alimentación, las tres comidas se realizaban entre las 8 de la mañana y las 8 de la tarde, mientras que en el segundo –denominado eTRF– se aglutinaban en un período mucho más corto: entre las 8 de la mañana y las 2 de la tarde, hora a la que se llevaba a cabo la cena. De esta forma, con el segundo tipo de organización, el organismo experimentaba un ayuno de 18 horas.

Los resultados de la investigación demostraron que, efectivamente, con un tipo de alimentación gestionado en el tiempo con el método eTRF, se reducían los niveles de la hormona del hambre, mejorando así algunos aspectos del apetito. Además, se aumentó la cantidad de grasas quemadas por el propio cuerpo durante las 24 horas del día.

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