¡Buenos días! Estamos inmersos en plena preparación para la llegada del verano, un acontecimiento para el que queda menos de un mes y que todos esperamos con muchísimas ganas. Son varios los factores que hacen que esta época sea la preferida por una gran cantidad de personas, aunque se podrían destacar los dos más importantes: el buen tiempo y las vacaciones.
El primero de ellos es también la razón por la que existe lo que denominamos ‘operación bikini’. Durante los meses previos a junio, julio y agosto, los gimnasios se llenan de aficionados al fitness que pretenden poner a punto su cuerpo para poder lucirlo en playas y piscinas. Cuando sale el sol, disminuye el número de prendas que llevamos encima, así que estar a gusto con el estado de forma es importante.
Por su parte, el segundo de estos factores que hacen tan especial el verano actúa en una línea casi opuesta. Hablamos del hecho de que, en una proporción muy alta de los casos, la mayor parte del tiempo de vacaciones se utiliza en esta época. Por ejemplo, en el caso de los estudiantes, suelen tener, como mínimo, dos meses de descanso y ocio.
El problema de las vacaciones y cómo afrontarlo
Lo que ocurre es que, por norma general, estar de vacaciones es sinónimo de diversión, de familia y amigos y, por qué no decirlo, de permitirse lujos en lo que se refiere a la comida y la bebida. Durante esos días existe el riesgo de tirar por tierra todos los esfuerzos realizados durante el año; realmente, lo más importante es disfrutar, por lo que nadie debería preocuparse demasiado, pero existen casos de personas para las que el mantenimiento de su estado de forma es clave. En TiendaCulturista somos conscientes de ello y hoy traemos un estudio que ha demostrado que existe una estrategia efectiva para ayudar a disminuir los efectos de las vacaciones.
La investigación se ha realizado en EEUU, concretamente en la Universidad de Georgia. El país norteamericano es uno de los lugares en los que más peso tiene la industria de la nutrición deportiva, es por eso que los avances científicos suelen proceder de allí.
En este caso, el estudio tuvo lugar durante unas vacaciones de Navidad, cuyas características son similares a las de verano, aunque al ser en invierno no tienen el agravante de llevar meses poniendo tu físico a punto. El método elegido para comprobar su efectividad se basaba en que los participantes se pesasen a diario y recibiesen una serie de datos sobre la evolución de su peso corporal. La muestra ascendió a 111 personas adultas (entre 18 y 65 años) y el seguimiento se extendió hasta las 14 semanas, por lo que los resultados son bastante fiables.
A los participantes se les dijo que tenían que intentar mantener un peso estable durante el período de vacaciones, pero no se les dio ninguna instrucción específica de tipo técnico sobre cómo hacerlo. De esta forma, cada uno de ellos era libre de elegir la forma de evitar la ganancia de peso. “Algunos se ejercitaban un poco más al día siguiente (si habían observado un aumento de kilos), otros vigilaban con más cuidado lo que comían”, dice el autor del estudio.
La conclusión es muy clara: aquellos que se pesaron a diario fueron capaces de mantener su peso, o incluso bajarlo, mientras que los que no lo hicieron, subieron.
Michelle VanDellen, otra profesora involucrada en la investigación, lo explica así: “La gente es muy sensible a las discrepancias entre su estado actual y su meta. Cuando observan esa discrepancia (los datos del peso), tienden a cambiar su comportamiento”. De esta forma, el método de pesaje diario es una estrategia que pone al deportista frente a la realidad, para que sea consciente de ella y pueda modificarla o no, según sus preferencias.